Hablemos de Beisbol: Una estadística sobrevalorada
Octubre 15, 2010.- La cosecha de Félix Hernández durante la temporada 2010 de las Grandes Ligas incrementó el debate que muchos analistas sostenían en relación al valor que las victorias y las derrotas tenían a la hora de evaluar la actuación de un lanzador. Independientemente de los resultados que arrojen la elección del premio Cy Young de la Liga Americana, este año se ha dado un paso importantísimo en beneficio de los escopeteros, a quienes ahora estudian con mucho más cuidado, bajo nuevas herramientas que ha desarrollado la práctica de la sabermetría.
Durante el mes de septiembre un sinfín de análisis abarcaron las planas de los rotativos norteamericanos, donde un gran número de periodistas defendían la causa del lanzador carabobeño, quien recibió un gran apoyo para su candidatura al galardón que se le entrega todos los años al mejor brazo de cada circuito de las ligas mayores. Si bien Hernández consiguió apenas 13 victorias y cayó en 12 oportunidades fue líder en efectividad, en episodios lanzados, segundo en ponches propinados, segundo en promedio de hits y boletos por cada inning (WHIP) y cuarto en FIP.
Es entonces cuando surge la incógnita: ¿Qué tanto nos dice las victorias y derrotas?
Es incuestionable el peso que un lanzador tiene sobre un juego de pelota pero limitar el análisis de su actuación al récord del pitcher es una verdadera injusticia. Un lanzador puede tener una espectacular salida como la que Johan Santana tuvo el 12 de abril del 2009. En ese compromiso no recibió carreras limpias, guillotinó a trece rivales, recorrió siete entradas, pero aún así cargó con la derrota. También ocurre el caso de un relevista que, aún cuando pierde una ventaja en el marcador, puede obtener el triunfo si su equipo remonta en el siguiente acto, antes de ser reemplazado.
También existen los casos de Félix Hernández y C.C Sabathia. El primero tuvo este año el peor apoyo ofensivo en los últimos tiempos, con un promedio de 3.07 carreras por cada actuación. Los Marineros de Seattle protagonizaron una de las peores campañas en materia de bateo de todos los tiempos, apenas pisaron el plato en 513 oportunidades, la cifra más baja desde hace 30 años. Asimismo, en siete de las doce derrotas que sufrió el criollo salió del montículo sin que su club anotara una sola carrera.
“Así es imposible ganar”, espetó Magglio Ordóñez en la visita que hizo al estadio Universitario el miércoles.
En el caso del zurdo de los Yankees de Nueva York, fue pieza esencial de la rotación de los mulos pero aún cuando muchos alegan que la presión de jugar en el Bronx es un punto a su favor, también es verdad que el soporte de 5.89 carreras por cada actuación que tuvo, también es una característica que favoreció al siniestro. Sabathia terminó el 2010 con efectividad de 3.18, cifra que no lo coloca entre los cinco mejores del joven circuito.
Para poder estudiar mejor el desempeño de un lanzador existen mejores herramientas como, por ejemplo, la relación de ponches por cada nueve innings lanzados, eso nos indica la capacidad de dominio que tiene el escopetero. Podemos acudir también a la relación de rollings y elevados recibidos, pues entre menos flyes permita el serpentinero, menos oportunidades existen de que haya cuadrangulares.
De este tema conversábamos con Luis Ávila, ingeniero de profesión y presidente de los Leones del Caracas, quien dejó ver que se inclina mucho al estudio de toda esta nueva tendencia a la hora de contratar a los importados melenudos. “Para mí la efectividad tiene mayor relevancia a la hora de elegir a los peloteros que vamos a traer”, explicó el mandatario capitalino. “Las victorias de un pitcher, como todos sabemos, dependen de varios factores. Es por ello que preferimos tomar en cuenta otras cosas”.
Una interesante estadística surgió con la llegada de la sabermetría, la misma toma en cuenta exclusivamente los elementos que están en poder del lanzador, separando a la defensiva de la actuación del pitcher. El Fildeo Independiente del Pitcheo o FIP, por sus siglas en inglés, maneja en su fórmula únicamente los jonrones, boletos, golpeados, ponches e innings lanzados. De ese resultado se desprende lo que se conoce como la verdadera efectividad, en la misma escala.
En ese departamento, Hernández quedó cuarto, en cambio Sabathia terminó de décimo.
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