A veinte años de la sanción de Pete Rose

A veinte años de la sanción de Pete Rose

Agosto 24, 2009.- (MLB.com) Ahora son dos décadas del debate sobre Pete Rose y su readmisión o no al béisbol de grandes ligas y su elegibilidad para el Salón de la Fama.

El 24 de agosto de 1989, el entonces Comisionado de Grandes Ligas, Bart Giamatti, expulsó a Rose por apostar juegos de Grandes Ligas, algo que por fin confesó el líder de hits de todos los tiempos 15 años después.

Es un debate clásico. En contra de Rose está el argumento de que violó lo más básico: No apuestes juegos de béisbol. A su favor está su nivel como jugador, su condición de mega estrella que debe ser readmitido y elegible para el Salón.

A través de los años, Rose se ha hecho daño con su propio comportamiento. Durante 14 años negó que apostara juegos de béisbol. Luego publicó una autobiografía en la que reconoció que apostó partidos de Grandes Ligas y que mintió después sobre el tema. No sólo había apostado juegos de béisbol, había apostado partidos de los Rojos cuando él era manager de Cincinnati.

Rose insistió que siempre apostó a favor de su equipo, pero la prohibición de las apuestas de MLB está bien clara.

Rose sí fue víctima de algunas circunstancias luego de aceptar su expulsión, que siguió una investigación exhaustiva de John M. Dowd, ex abogado del Departamento de Justicia del gobierno de EE.UU. En el acuerdo de la expulsión, Rose no tuvo que confesar su culpabilidad y podía solicitar un reingreso al béisbol después de un año. Pero también como parte del acuerdo, Rose aceptó una expulsión de por vida.

Después del acuerdo, el Comisionado Giamatti dijo públicamente que creía que Rose había apostado juegos de béisbol. Por supuesto lo creía; de otra forma no hubiese hecho tanto para investigar al líder de hits de todos los tiempos.

Solamente ocho días después de la expulsión Giamatti, ex Presidente de la Universidad de Yale, murió de un infarto. Algunos de los amigos del académico afirmaron que el estrés de la investigación y expulsión de Rose fue un factor en su muerte.

Los dos siguientes Comisionados-Fay Vincent y Bud Selig-fueron muy amigos de Giamatti. De haber vivido más tiempo Giamatti, pudo haber readmitido a Rose. Pero los dos siguientes jefes del béisbol no estaban en buena posición para ser tan benevolentes en este caso.

Parecía que Rose tenía posibilidades de solicitar con éxito una readmisión en el 2003. Sin embargo, fue perjudicado por la confirmación de sus apuestas y una percepción de que no tenía mucho remordimiento.

Se presume que una readmisión de Rose significaría posibilidades de llegar a Cooperstown. Por un lado, es difícil aceptar que el líder en hits no tenga las puertas abiertas en el Salón.

Por otro está la gravedad de su ofensa. Has escuchado a la gente decir, «Dejaron jugar a todos aquellos que consumieron esteroides; ¿por qué no pueden aceptar a Rose?»

Son dos temas bien distintos. Los usuarios de sustancias para aumentar el rendimiento hicieron trampa en algún sentido, pero lo hicieron con la intención de tener una ventaja competitiva. Fueron motivados por eso, y son humanos.

Pero no hay espacio para teorizar con las apuestas en el béisbol. Está mal y punto. Argumenta Rose que apostó a favor de sus Rojos. Si apostó a favor de Cincinnati cuatro veces en una semana, ¿qué le decía a la comunidad de las apuestas las otras tres en que no lo hizo?

Hay que recordar que lo peor que le pasó al béisbol fue en 1919, cuando se descubrió que los Medias Blancas conspiraron con apostadores para «vender» la Serie Mundial. Ahora se les conoce como los «Medias Negras» (aunque eso pudo haber sido también por sus uniformes sucios, producto de la «tacañería» de su dueño, Charles Comiskey).

Mucho de la historia del béisbol se puede ver como una reacción a ese evento. Se centralizó el liderazgo con el primer Comisionado, Kenesaw Mountain Landis, quien expulsó de por vida a ocho integrantes de esa edición de los Medias Blancas.

Desde aquellos tiempos, se dice que lo peor que uno puede hacer en el béisbol es apostar los juegos de ese deporte. Entonces, Rose recibió el mayor castigo por el peor crimen.

¿Son dos décadas suficiente? El Salón de la Fama Mike Schmidt, quien jugó con Rose en los Filis, piensa que sí.

Rose tiene 68 años de edad ahora. Tal vez su edad avanzada lo haga una figura más querida.

Pero quizás hay un punto medio, algo que podría satisfacer a todos: una readmisión limitada.

Para aquellos que quieren que Rose esté en el Salón de la Fama, hay que hacerlo elegible para Cooperstown. Para los que dicen que debe estar expulsado para siempre, hay que prohibir que ocupe puesto alguno en el béisbol organizado. De esta forma, la grandeza de Rose y sus crímenes serían reconocidos de la manera debida.

Si ese tipo de acuerdo no se concreta, ¿qué podemos esperar? En años recientes Selig no se ha pronunciado en términos fuertes ni de un lado ni de otro. «Está bajo revisión» ha sido su respuesta más común sobre el tema últimamente.

A los 20 años de su expulsión, la controversia sigue con nosotros. Es un testimonio a su condición de uno de los mejores de la historia.

Mike Bauman / MLB.com

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Cronista
Editor en BeisBlog.net

1 Comentario

  • pedro on 25 agosto, 2009

    Excelente

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