Caracas-Magallanes, mas alla de una rivalidad

Caracas-Magallanes, mas alla de una rivalidad

Enero 27, 2010.- Millones de corazones palpitan en los bates y los guantes de dos equipos de béisbol, Navegantes del Magallanes y Leones de Caracas. Las novenas emblemáticas del béisbol venezolano — cuna de muchas estrellas de Grandes Ligas — nutren una apasionada rivalidad que enfrenta a amigos y enemigos.

En Venezuela el béisbol no es un mero entretenimiento. Su esencia corre por las venas de ricos y pobres sin importar que afuera de los estadios las políticas del presidente Hugo Chávez generen otro tipo de pasión.

Incluso la revolución socialista que impulsa el gobernante se detiene maravillada cuando se enfrentan los «eternos rivales».

«Un Caracas-Magallanes es otra cosa, uno siente que el corazón se te sale de la boca», dijo a la AP Pablo Sandoval, inicialista de los Navegantes y Gigantes de San Francisco. Las calles habitualmente atestadas de vehículos y personas quedan desiertas, en restaurantes y bares la atención de casi todos está en los monitores de televisión.

Los seguidores de ambos equipos, que se cuentan por miles en cada rincón del país, se jactan de que ninguna novena en cualquier lugar del mundo es mejor con la posible excepción de los Yankees de Nueva York, el equipo de las mayores con más seguidores en Venezuela.

La emoción comienza horas antes del primer lanzamiento en un ambiente de fiesta, en los que abunda el whisky y la cerveza, mientras jugadores se ejercitan y niños salen a la caza de un autógrafo. Un grupo de mujeres baila sensualmente al ritmo del reggaeton.

Los aficionados de los dos equipos a menudo se mezclan entre la multitud y es común que las familias y amigos dividan sus lealtades, vestidos con las camisetas y gorras y cargando muñecos de peluche y pelotas alusivas a sus equipos.

A diferencia de rivalidades deportivas en otros lugares, la obsesión de los aficionados de Leones y Navegantes se limita a cruces verbales, que suelen estar cargados de chistes y buen humor.

Claudia Zapata, una fanática de los Leones que dice que por 15 años ha intentado que su esposo Andrés deje de seguir a los Navegantes, considera que «más que verlo como una rivalidad, es una competencia sana, nos alimentamos unos de otros». Agregó que los rivales comparten una relación de amor-odio, no se ven uno sin el otro.

El intermedista de los Leones Marco Scutaro, que la próxima temporada debutará con los Medias Rojas de Boston, indicó que esa magia se manifiesta incluso cuando «jugadores que eran del montón, en un Caracas-Magallanes se convertían en colosos».

«No tengo dudas que esa energía viene del público, es adrenalina pura para nosotros, los aficionados nos inspiran», agregó, al referirse a los aficionados que atestan el estadio Universitario, con capacidad para unas 25.000 personas, pero que por el ruido que generan hacen sentir que fuesen decenas de miles más.

Muchos jugadores de Grandes Ligas no dudan en jugar por salarios abismalmente inferiores en el país para disfrutar de esa emoción.

«Es una locura, la gente bebe cerveza y whisky en grandes cantidades, se bañan de cerveza, gritan como locos, dicen groserías», comentó Tony Armas, uno de los primeros millonarios de las mayores y que en sus 14 temporadas en el béisbol estadounidense siempre regresó a jugar a su país.

«Pero lo más bonito (es que al terminar el partido) se van juntos, como familia», agregó el toletero, que cosechó 97 cuadrangulares en el béisbol local, cifra tope por años, y que con Boston en 1984 encabezó la Liga Americana con 43 jonrones y 123 remolcadas.

A diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, en Venezuela el béisbol y no el fútbol es el deporte número uno.

Con el inicio de las explotaciones petroleras a principios del siglo 20, numerosas empresas y ciudadanos provenientes de Estados Unidos trajeron consigo el béisbol, que en un principio conquistó a los trabajadores locales de esas empresas y luego se extendió como pólvora al resto del país.

Es tal la pasión por el béisbol que ni siquiera Chávez — acostumbrado a interrumpir la programación de los medios radioeléctricos sin previo aviso para difundir sus frecuentes y maratónicos discursos– tiene el cuidado de no interferir con la transmisión de los partidos de Leones y Navegantes, las rondas finales del béisbol local e incluso la difusión de la Serie Mundial de Estados Unidos.

Chávez, que guarda una profunda pasión por el béisbol y de niño soñó con jugar en las Grandes Ligas, en el 2008 desautorizó a un gobernador aliado cuando éste amenazó con intervenir la gerencia de los Navegantes, despertando el temor de la novena de que iba a ser expropiada por el gobierno que comenzaba un proceso masivo de nacionalizaciones.

«No te metas con el Magallanes… deja quieto a mi Magallanes para ver si el año que viene ganamos», expresó.

A pesar de la gran rivalidad, históricamente los Leones han dominado y suman 16 títulos en la pelota venezolana desde 1942, seis más que Magallanes. Los Navegantes son la institución deportiva más antigua de Venezuela, fundada en Caracas en 1917. Se mudaron a la vecina ciudad de Valencia en 1969.

Pero los Navegantes presumen de vencer a «sus eternos rivales» las dos veces anteriores que se midieron en una final, en 1994 y 1997.

En el 2010 por tercera ocasión se encuentran en una final y Magallanes tiene ventaja de 3-2 luego de ganar el martes. Los Navegantes podrían coronarse el jueves.

El ganador de la final representará a Venezuela en la Serie del Caribe el próximo mes, que este año se disputará en la isla venezolana de Margarita.

La lista de luminarias nacionales y extranjeras que han vestido el uniforme de ambos equipos es larga. Para los Navegantes han jugado figuras como Barry Bonds, Orel Hershiser, Ken Tekulve, Dave Parker, Edgardo Alfonzo, Carlos Guillén, Melvin Mora y Bob Gibson, exhaltado en 1981 al Salón de la Fama de Estados Unidos.

En el palmarés de los Leones — que en su inicio capturó la imaginación de muchos al contar con las estrellas criollas del seleccionado que ganó en 1941 el Campeonato Mundial de Béisbol aficionado de La Habana — destacan Bobby Abreu, Andrés Galarraga, Manny Trillo, Alfonso Carrasquel, César Tovar y Omar Vizquel. Pete Rose es uno de los extranjeros que jugó con el Caracas, en la campaña 1964-65, un año después de ser elegido novato del año de la Liga Nacional.

El entretenimiento entre capítulos lo proporcionan bellas animadoras con escasa vestimenta y mascotas como un león y un irreverente loro, que viven a fondo esa pasión.

Martín Osechas, el propietario de una agencia de festejos que dedica buena parte de su tiempo a divertir a los aficionados disfrazado de loro, Capy, dijo que su padre solía llevarlo a los juegos y eso lo conquistó.

«Yo soñaba estar allí (en el terreno de juego)… y llegué al Magallanes con ese sueño y aquí estoy», agregó.

Acerca del Autor

Associated Press
Agencia de noticias de Estados Unidos fundada en 1846.

1 Comentario

  • yorbis jose benitez on 8 marzo, 2010

    no vale magallanes tiene q respetar a los duper leones del caracas comprendan q con nosotros nunca tendran vida le psamos la ecoba esta temporada ok

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